sábado, 27 de febrero de 2010

De tertulias se trata

Pues sí que fue interesante la presentación de la traducción de Hamlet hecha por el reconocido escritor hispano-mexicano Tomás Segovia.
Resulta que la UAM y ediciones Sin Nombre decidieron solicitar a varios poetas y narradores la traducción de algunos títulos de la obra de W. Shakespeare. El proyecto parece, de entrada, por lo menos inquitante toda vez que lo primero que uno se pregunta es: ¿otra traducción de Otelo, de Rey Lear, de Hamlet? Y sin embargo, por lo menos en el Hamlet de Segovia (ya lo leí), el otra como sinónimo de ¿una más?, con lo que tiene de hartazgo la connotación, da paso a una visión -versión- poética y teatral que sorprende y conmueve. Pero regreso a la tertulia literaria que constituyó la presentación del referido libro: en el podio, tres presentadores (un director de teatro, un traductor y un editor) que acompañaban al poeta Segovia. Todos interesantes, con argumentos inteligentes, dándonos a los asistentes los elementos para juzgar y valorar el trabajo del traductor. Segovia, por su parte, con su fino sentido del humor y con su habitual manejo acrobático de las palabras, que en su hablar parece fácil pero que requiere de mucha maestría, nos contó de los avatares y gozos del traductor.
Aprendí que el traductor casi nunca se lleva los laureles; que hay traducciones académicas literales (puristas) y otras más libres que aportan sentido espacial o temporal a la obra; que en el Hamlet de Tomás, se respetó tanto la prosa original como la parte en verso que Shakespeare escribiera hace más de cuatrocientos años; que el poeta-traductor puso especial atención en honrar el y el usted de la versión original que rompen o establecen barreras entre los personajes y que le dió a este Hamlet un sentido de puesta en escena, de teatro puro. Entre otras genialidades de la traducción ¿saben cómo interpreta Tomás Segovia la conocida y manoseada frase ser o no ser, esa es la cuestión -pues agárrense-: ser o no ser, de eso se trata. Genial ¿verdad?. Gocé la tertulia y gocé más la lectura de esta nueva traducción; de eso se trata.

Ya con esta me despido:

La lectura del libro La piel del zorro, de Herta Müller, la rumana premio Nobel de Literatura 2009, cuyas primeras treinta páginas parecen una barrera infranqueable para el entendimiento, de pronto dan paso a una narrativa poética basada en detalladas imágenes que te pescan y te convierten en un lector activo que pelea con un texto crudo y descarnado. El libro es una denuncia de las dictaduras, en particular la que protagonizó la pareja Ceaucescu en Rumania, en donde personajes y objetos oscuros, los informantes, coartan la libertad (y la vida en libertad) de los ciudadanos comunes y corrientes. En un estilo que pondera el detalle por sobre todo lo demás -me hizo recordar a Proust y su novela En busca del tiempo perdido-, Herta Müller crea escenas que van definiendo a los personajes más por su quehacer que por su ser. Creo que la señora Müller escribe bien, es innovadora en su estilo, provoca y hace pensar. Muy recomendable para mover las neuronas.

TIP. En la calle de Nuevo León, en la Condesa, está el restaurante La Lampuga ; la decoración es agradable (tipo bistró francés), el servicio atento y ágil y, lo principal, los alimentos frescos y bien cocinados. Su especialidad es...acertaste ¡el pescado!
(RAE Lampuga 1. f. Pez marino del orden de los Acantopterigios, de cuerpo comprimido lateralmente y que llega a un metro de longitud. Dentro del agua aparece todo dorado, a pesar de que por el lomo, que es casi recto, es verde con manchas de color anaranjado, y por el vientre, plateado. La aleta del lomo, que corre desde el medio de la cabeza hasta la cola, es amarilla con una raya azul en la base; la de la cola es verde, y las restantes, enteramente pajizas. Es comestible, pero se aprecia poco).

domingo, 21 de febrero de 2010

¿Cuál es tu generación?

Seguramente habrán oído hablar de la generación X, jóvenes que no veían un futuro halagador en sus vidas -años setentas y ochentas-, de la Y y la Z, cada vez más conectadas a la tecnología -los noventas-, de la generación Einstein -fines de los noventas y principios del dos mil-, jóvenes que ven en la sociedad del conocimiento su verdadero nicho y, más recientemente, se habla de la generación GG (que si yo fuera Juan José Millás, el talentoso escritor español proclive a verle segunda cara a todo, diría que el título de esta nueva generación me hizo pensar que se trataba de una mutación en la que las mujeres tenían doble punto G; pero no, mi fantasía no tiene nada que ver con eso). La generación GG, Global Generation, se refiere a esos jóvenes que estudian en su país de origen, se enfrentan al agotamiento de los empleos tradicionales (al desempleo) y al fin optan por una carrera transnacional. Viven y trabajan en diferentes países alrededor del mundo y están conectados a alguna empresa -transnacional, por supuesto- en alguno de los países emergentes: China, Vietnam, India, Rusia, Brasil, Indonesia y Sudáfrica.

Para algunos analistas sociales, esta generación es una esperanza en tanto que es consciente de los retos y necesidades compartidas y está deseosa de contribuir a lograr un mundo más equitativo. Pero..., me pregunto yo: ¿cómo se dará el desarrollo emocional y la estabilidad en estos jóvenes neo-nómadas? ¿no fue necesario que los grupos sociales se volvieran sedentarios para que se diera la civilización en su sentido más amplio? ¿la vida que transcurre a bordo de un avión y el refrigerador vacío en una gélida vivienda son detalles a pasar por alto?

Si no han visto la película “Amor en el aire” (Up in the air) , que ya recomendé en este espacio, quizá es hora de verla. Ah, y no dejen de comprar palomitas sin mantequilla, que es lo último en recomendaciones gastrointestinales para los padecimientos del tracto digestivo.

viernes, 12 de febrero de 2010

De chile, de dulce y de manteca

Empiezo por sugerirles que no vayan a ver la película Enemigo interno (a pesar de sus tres estrellas), estelarizada por Nicolas Cage y Eva Mendes y dirigida por el alemán Werner Herzog, cuya trayectoria como director, actor y productor es bien conocida y exitosa. Para muestra: El enigma de Kaspar Hauser (1974) y Fitzcarraldo (1982). A pesar de tantas credenciales, en Enemigo Interno no luce ese curriculum. En un sólo paquete: violencia sexual, corrupción, drogas, asesinatos, prostitución, todo por un único precio y a cargo del mayor enemigo del teniente (tipo doctor House, con vicodín incluído) Mc Dough- Cage: él mismo. El asunto sucede en New Orleans, después del huracán Katrina, y el director se empacha filmando cocodrilos e iguanas para demostrarnos los estragos del fenómeno climático. Claro, ya sé, hay una metáfora: en circustancias de caos aparecen los reptiles (animales y humanos). Demasiado para mi.
Mejor vayan a ver El Conquistador (Mongol) o Enamorándome de mi Ex. La primera es una super producción rusa dirigida por Sergei Brodov y actuada por Tadanobu Asano, en el rol de Genghis Khan. Esta película estuvo nominada para un Oscar en la categoría de película extranjera.
Y si de lo que se trata es de pasar un rato agradable y deleitarte con la adorable Meryl Streep, no se pierdan Enamorándome ... Esta entretenida comedia superó mis expectativas (confieso que no tenía ganas de verla y fui un poco arrastrando los pies). Alec Baldwin, en el rol principal masculino, es (como han pasado los años, como dice la canción) un gordito simpático (aunque canijo).

Del cine a los libros. La Soledad de los números primos, del físico italiano Paolo Giordano, es una novela sobre la soledad y, sobre todo, sobre la complicada tarea de comunicar afecto. Sorprende que un escritor tan joven (26 años) haya tomado un tema tan difícil ( y que implica, creo yo, conocimiento de la vida y experiencia) como el de una inválida- física y emocional- y un superdotado. Son los extremos que quisieran comunicarse pero no son capaces de lograrlo. Los números primos gemelos, los llama él. Mejores diálogos que narrativa (estoy siendo exigente), interesante estructura, buen manejo de la curiosidad del lector, en fin, todo esto para decirles que el libro es un fenómeno de ventas que lleva ya varias traducciones y apenas se presentó hace dos años en la Feria del Libro de Guadalajara.Léanlo, es interesante. Y el chico, promete.

De los libros a los fogones. Lo último en meriendas tempraneras. Fíjense bien. Primer plato un combinado de: vasito (no vaso) de sopa fría de chícharos (hecha con consomé de pollo) y espolvoreada con tocino frito, brocheta de jamón serrano (Redondo Iglesias, no está mal) con mitades de jitomatitos cherry rociados con balsámico; platito (no plato) con rebanada de huevo duro, salmón y hasta arriba cebollita picada y yema de huevo desmenuzada. Segundo plato: tortilla de patatas, cebolla y calabacitas, acompañada de ensalada caprese. Buen pan y buen vino. Y de postre: fresas cocidas con poca agua y azúcar y batidas con queso crema. No se les olvide una fresa (en esta temporada están buenísimas) para el adorno del postre. Voilá.