sábado, 22 de enero de 2011

A la sombra del Ángel

"A la sombra del Ángel" (1995) es una novela singular; veamos. Según se dice en la contraportada que tengo en mis manos, se han vendido más de 150,000 ejemplares, es decir, clasifica como bestseller. Por otro lado, está escrita originalmente en inglés aunque se trate de personajes de habla hispana y suceda en México (...lindo y querido si muero lejos de tí...) y su autora, Katheryn S. Blair, es una periodista norteamericana nacida en Cuba.
"A la sombra del Ángel" es una novela histórica (género tan socorrido en estos días), de cerca de 600 páginas; opera prima que ha logrado posicionarse en el mercado literario con tres ediciones y diez reimpresiones. La autora tardó en reunir información, y en investigar sobre los personajes y sus circunstancias, cerca de veinte años en los que llevó a cabo múltiples entrevistas con los protagonistas directos de la historia que relata. El tema es la vida de la mexicana Antonieta Rivas Mercado y el libro comienza por su muerte: su suicidio en la Catedral de Notre Dame, en París, el 11 de febrero de 1931.
Con esta mezcolanza de antecedentes es natural que empiece uno la lectura del mamotreto (mamotreto: libro o legajo muy voluminoso, RAE) con cierta desconfianza, y si, además, las primeras cuartillas nos resultan, aunque bien escritas, cursis (no sabría decir por qué), ya tenemos el lío armado. Pero si, como me sucedió a mí, logra usted superar esta primera impresión y llega hasta -alrededor- de la página 73, la novela se transforma y se vuelve reveladora. A partir de este momento, Katheryn deja atrás el tonito repipi del principio y nos presenta una vida (la de la señora Rivas Mercado) estigmatizada durante las épocas de la revolución y la posrevolución mexicanas, contada a través de diversas voces que le dan credibilidad y autenticidad y que van, sin duda, más allá de la versión oficial de esos hechos históricos. ¿Qué pasaba en los hogares mexicanos antes y después de la caída de Porfirio Diaz? ¿Cómo vivió la gente la decena trágica, la entrada de Zapata y Villa a la capital, la de los carrancistas, el movimiento cristero? ¿Quiénes eran, en el trato cotidiano, Diego Rivera, Lupe Marín, Carlos Chávez, Manuel Rodríguez Lozano, Tina Modotti, Frida Khalo, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, el Dr. Atl, Nahui Ollin? ¿Cuáles eran las debilidades del arquitecto Rivas Mercado, constructor del Ángel de la Independencia, ángel emblematico de la Ciudad de México? Y, más allá de su Ulises Criollo, de su acción política, filosófica, educativa: ¿quién era José Vasconcelos en la intimidad? ¿quiénes los verdaderos héroes y quiénes los villanos de la historia? Y finalmente, Antonieta Rivas Mercado, ¿quién era ella? La autora nos describe a su personaje principal con más claros que oscuros; toma partido y nos ofrece su visión desde una clara posición de comprensión, de admiración y de aflicción por el triste destino de su personaje. Nos muestra una Antonieta escritora, bailarina, políglota, promotora del voto femenino, creadora de proyectos culturales, mecenas de artistas e intelectuales importantes y testigo directo de la marcha pública del país entre 1909 y 1931. Sin embargo, la autora pone la "carga fuerte" en la Antonieta que tiene una intensa participación en la campaña presidencial de José Vasconcelos -desde la trinchera del vasconcelismo pero también desde su posición de amante de este personaje-, que si bien le hace vivir días de intenso esplendor político y amoroso, al final, una vez perdidas las batallas pública y privada, la lleva al desmoronamiento y a la ruina material y moral. En su corta pero interesante vida, Antonieta probó, desde la cuna de oro, hasta la pobreza material y anímica.
Por cierto, se me olvidaba otra curiosidad: la autora es esposa del único hijo que tuvo Antonieta Rivas Mercado con su marido, Albert Blair, un entusista norteamericano que vino a México a luchar al lado de Francisco I. Madero. Tuvo, pues, doña Katheryn, información de primerísima mano para escribir su recomendable saga.

1 comentario:

  1. "DEJA ESE TONITO REPIPI". JAJAJA, ME HICISTE RECORDAR A MI PADRE CON ESE COMENTARIO.

    UNA OBSERVACIÓN QUE TE SERÁ DE UTILIDAD: ES
    MESCOLANZA, NO MEZCOLANZA. TE MANDO UN BESO.
    ROSA ALICIA

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